sábado, 30 de mayo de 2009

La vida es como una carrera de bicicletas cuya meta es cumplir con la Leyenda Personal. En la largada, estamos juntos compartiendo camaradería y entusiasmo. Pero, a medida que la carrera se desenvuelve, la alegría inicial cede su lugar a los verdaderos desafíos: el cansancio, la monotonía, las dudas sobre la propia capacidad. Reparamos en que algunos amigos desistieron del desafío: todavía están corriendo, pero nada más que porque no pueden parar en el medio de una calle. Ellos son numerosos, pedalean al lado del auto de apoyo, conversan entre sí y cumplen una obligación. Terminamos por distanciarnos y, entonces, nos vemos forzados a enfrentar la soledad y las sorpresas, tales como las curvas desconocidas o los problemas con la bicicleta. Y, al cabo de algún tiempo, comenzamos a preguntarnos si vale la pena tanto esfuerzo. Sí, vale la pena. Se trata solo de no desistir.

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